Cambio horario y trastornos en nuestro «reloj biológico»

Ya estamos en primavera y recientemente hemos cambiado la hora. Alargamos el día y la noche se va haciendo más corta hasta llegar a su máximo en la época estival. Bien, estos cambios pueden producir alteraciones en nuestros ritmos biológicos, en lo que se denominan los ritmos circadianos. En nuestras vidas llevamos una constante y una determinada frecuencia a la hora de realizar las mismas acciones diarias. Las horas de comidas, el ciclo sueño-vigilia, digestiones, etc.

Existen diversos estudios donde se demuestra que estos ritmos biológicos se constituyen en una región concreta del hipotálamo, a través de una sustancia denominada melatonina. La activación o no de la segregación de esta sustancia depende de factores internos pero también está modulada por factores externos como la luz ultravioleta. Si las horas de luz cambian, nuestras retinas oculares captan mayor o menor luz, esta región a su vez informa al cerebro si ha de fabricar o sintetizar más cantidad o no de melatonina. La secreción de melatonina es mayor por la noche e inferior durante el día.

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En la variación de nuestro «reloj» interno influyen múltiples estímulos externos que condicionan la secreción de hormonas endógenas (internas, nuestras del organismo) provocando las alteraciones del sueño típicas en época primaveral y las fatigas sin «motivo» aparente. Las hormonas que suelen sufrir alteraciones son: ACTH, LH, estradiol, FSH, etc.

En unos días el ciclo natural biológico debe volver a la normalidad con el cambio horario producido. Este es uno de los motivos por el que personas que trabajan a distintos turnos, tienen alteraciones del sueño y de la regulación del hambre-apetito, después de viajes largos (jet lag).

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