Tendinopatías

En esta entrada vamos a hablar sobre una de las estructuras que más comúnmente vemos afectada en nuestra práctica diaria y sobre la que más controversia encontramos en estudios y bibliografías a lo largo de los años, EL TENDÓN. Nuestra intención es plasmar las ideas más importantes del panorama actual.

El diagnóstico de la tendinopatía es siempre clínico. Hay que hacer primero tanto una buena anamnesis como después una buena exploración física. El éxito del tratamiento posterior dependerá en gran medida de ello.

Hay dos tipos de tendinopatías: Reactiva (tendinitis) o Degenerativa (tendinosis). Una prueba de imagen nos puede ayudar en el diagnóstico, pero es imprescindible saber la carga de trabajo que tuvo el paciente, En los años 70 se pensaba que todo eran tendinitis (proceso inflamatorio) y en los 90 tendinosis (proceso degenerativo). Actualmente se conocen como tendinopatías, una combinación de ambas.

La tendinopatía tiene 3 orígenes:

–       Aumento de carga de trabajo por encima de su capacidad de adaptación

–       Alteración biomecánica

–       Causas sistémicas y metabólicas

Un detalle importante para entender la lenta adaptación a la carga de un tendón es su bajo metabolismo. La irrigación, que hasta ahora se pensaba que era mucho menor que en otros tejidos, no es una causa de este suceso.

Hay 3 preguntas claves para diagnosticar una tendinopatía:

–       ¿Hubo aumento de carga?

–       ¿Dolor a punta de dedo?

–       ¿Rigidez matutina?

Si las 3 son afirmativas es claramente un origen tendinoso. Si alguna de ellas es negativa, podemos pensar que puede haber algo más.

Existen diferentes formas de abordar una tendinopatía, pero todas ellas no tendrán buen pronóstico si no hay un importante componente de ejercicio activo por parte del paciente, por lo que es importante implicar a éste en el tratamiento y hacerlo partícipe.

Algunas nociones actuales que debemos tener en cuenta a la hora de pautar ejercicios son:

– Las contracciones isométricas son la mayor herramienta analgésica en estadíos iniciales y a lo largo del tratamiento.

– El ejercicio excéntrico aislado no se ha demostrado como el más efectivo y no corrige los déficits concéntricos frecuentes.

– Si existe alteración biomecánica, corregirla para que la progresión de ejercicios sea eficaz.

 La progresión de ejercicio más efectiva es:

1. Isométrico

2. Concéntrico/Excéntrico a baja velocidad.

3. Pliométrico

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